Hace 38 años, el Cerro Maravilla fue bañado
con la sangre de los jóvenes independentistas puertorriqueños Arnaldo Darío
Rosado y Carlos Enrique Soto Arriví, asesinados vilmente por la policía, en un
hecho que estremeció a la opinión pública internacional.
Arnaldo, de 24 años, y Carlos Enrique, de
18, eran dos luchadores independentistas, miembros del Movimiento
Revolucionario Armado, que, instigados por el agente policial encubierto Alejandro
González Malavé, conocido como el Fraile, subieron al cerro, de mil 205 metros de altura,
para sabotear una torre de comunicación.
Con este hecho, los jóvenes patriotas
pensaban llamar la atención del mundo por los boricuas presos Óscar Collazo, condenado
a muerte por su participación en el intento
de asesinato del presidente norteamericano Harry S. Truman, en 1950, y Lolita
Lebrón, Irving (Irvin) Flores, Rafael Cancel Miranda y Andrés Figueroa Cordero,
quienes cumplían largas condenas después del tiroteo en el Capitolio de Washington, en 1954.